El noi de sucre de Leopoldo María Panero

Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, 

y mira sólo la luz, la luz que no sabe.
Tengo al niño, al niño bobo, 

como parado en Dios, 
en un dios que no sabe
sino amar y llorar,

llorar por las noches
por los niños,

por los niños de falo dulce, 
y suave de tocar, como la noche.


Tengo a un idiota de pie sobre una plaza
mirando y dejándose mirar,

dejándose violar por el alud de las miradas de otros, 
llorando, llorando frágilmente por la luz.


Tengo a un niño solo entre muchos, 
as a beaten dog beneath the hail,
bajo la lluvia, 
bajo el terror de la lluvia que llora,
y llora, hoy por todos, 
mientras el sol se oculta para dejar matar, 
y viene a la noche de todos el niño asesino
a llorar de no se sabe por qué, de no saber hacerlo
de no saber sino tan sólo ahora
por qué y cómo matar, bajo la lluvia entera,
con el rostro perdido y el cabello demente
hambrientos, llenos de sed, 

de ganas de aire, 
de soplar globos como antes era, 
fue la vida un día antes
de que allí en la alcoba de los padres 

perdiéramos la luz.



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