trescientas cuarenta y siete páginas con olor a viejo

Perdona
pero es que una de las esquinas está doblada
esta otra triste y maltratada,
aquella descarapelada
y otra llena de mazapán;
la contraportada me agrada
dizque café negroso como mis ojos
pero la mugre es alguien con quien no te llevas
y me da miedo regresarlo
a tus manitas dieciochoañeras,
no vayas a querer limpiarlo y záz
adiós pintura.

La verdad es que soy malo cuidando libros que me gusta leer
me los acabo, un coleccionador ornamental me escupiría;
me los devoro, más bien.

No pierden su color pero si un poco de textura
el uso rudo que les doy, porque el metro, porque el sol
porque la lluvia y mi manía de comer durante el día;
porque mis huellas digitales
que se llevan poco a poco el contenido.

Con esto no te digo
que no me prestes lo que te regalo
y lo que no,
por temor a destruirlo

con esto te digo
que si llegase esa ocasión
toma siete de mis dedos
y lo que haga falta
termina leyéndolos a ellos.