Asención nos vio querernos y por eso murió en las vías del tren

Que vuelva pronto
su cabello enredado
y ese miedo por la Santeria;
el eco interminable de sus dedos
la noche boca arriba, tomados de las manos

que regrese así
mientras ruedan las presencias
abiertas entre sábanas,
con pausas en miradas y despojos del comportamiento
que si no, todo es desorden
que si no, no

que si sí, todo amanece,
amantes rendidos,
que se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día

que están vestidos,
que se van por la calle

y es sólo entonces
cuando están muertos, vestidos
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone
los deberes cotidianos.

Que vuelva pronto
su cabello enredado.

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