Sueños lúcidos




SUEÑO LÚCIDO NUMERO CUATRO

Soñé que te quitabas la ropa y entraba en ti
desde tu ombligo
y tú en mi
desde mi espalda.

La salida era siempre por entre tus piernas
hasta que una noche
no salí.





SUEÑO LÚCIDO NUMERO DOS


Me he soñado parado en la entrada de tu casa
cerca de un palindromo que excava a diario en el jardín
que es pequeño,
de tres letras nadamás;
todo un fablador.

Me estoy quieto poco rato
el viento empuja mis carnes
y que rechino como puerta que imita el grito de una mujer desesperada.

pasa el dia
pasa la lluvia
paso yo embarazado
pasa el aerosol de una caída
y se va.

ahora
no hay palindromos
ahora solo tu segundo nombre

me descubro, ya sin testigos
abriendo mi garganta con mis uñas quebradizas
buscando entre la tierra que es mi voz
un cacho húmedo
que logre describirme
como se siente estar entre tus piernas.




SUEÑO LÚCIDO NUMERO TRES


uno

Sucedió que soñaba cayendome en mi casa
lejos de lo que mi mirada advirtió
era un anagrama.

dos


A la mitad del camino
me descubro enteramente inerte
fragmentando el final de mi caída.

tres


Ya en aspecto y gesto, con poesía entre sus manos
el anagrama destruye mientras se acerca
todo lo que su paso atreve a tocar.

cuatro

Consumado acto, me da el tintaje
pero ya no es la misma poesia
ahora es un montón de hojas que se abandonan.

cinco

Bruscamente empiezo a caer manchado y atrapado.




seis


La caída no se apresura
pues logro atisbar
como se desprende el humor circulatorio
se dispersa por la excresencia 
y como, ya en el piso
consigue fluir
cerca del peso muerto que es mi cuerpo.







SUEÑO LÚCIDO NUMERO CINCO



Soñando con un ciego que me regala dulces, libros y cigarros
me doy cuenta,
me vuelve esa sensación
de que mi cuerpo se ha quedado atrás de mi.

Corrijo mis pasos
y que siempre si y,
que siempre no y,
me dijo y,
me decían.

La voz llegaba de tan lejos que parecía una prolongación de las imágenes, una glosa de letrado ceremonioso.
Como siempre todo convergía desde dimensiones inconcebibles, una grotesca pintura morada que había que ajustar con whiskey y habladuría Nietzscheana; y el verdugo, siempre cargado a su izquierda por la gentileza que le guarda al director.

El mundo se me esponja
me decían
el mundo se te deshace
y tú que no ves
y tú que no cierras los ojos
y te vuelves atrás.

-JODETE entonces- me decía el ciego, mientras se fumaba el capítulo 7 de mi libro favorito.




SUEÑO LÚCIDO NUMERO CATORCE


en el sueño habita Lira Bega
hacia el muelle Stracciatella;
se me suben todos los colores
oh, sabor gardenia

apenas si pudo darme un beso
entre esa lluvia tan ahumada; 
y eso que de entre todos los burritos
yo era el más mugriento.

empujola al zumo 
rodeado de gitanos
y con el aliento renovado
de una bocado de maíz:

"hoy quiero decirte tanto, que te extraño"


pero a que no sabías
que nado entre semillas...




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