death by pigeon.

"Caminaban por la escuela tomados de la mano
y se veían en la vida como en el recreo,
en la muerte como en el verano siguiente.
Pero crecieron."

La Pareja - Daniel Zúñiga

INTERIOR.CUARTO DE GARDENIA.DIA

Por la ventana entreabierta, la luz inunda el cuarto de Gardenia para incidir en seguida sobre su rostro que descansa en líneas sobre una cama encajada en la tierra. El paisaje es huidizo, y, a cada segundo el movimiento nos ofrece uno nuevo. En la sombra, hay otro rostro, el de Loto, tirado en el piso, dirigiendo su mirada al techo. Los rostros mueven la boca y comienzan a parlar:

GARDENIA(despertando)
¿Que hacíamos?
LOTO
Contábamos historias entre la nostalgia del viaje y el miedo de la llegada, eso hacemos querida Gardenia.
GARDENIA
Ah, y... ¿A quien le iba?
LOTO
A mí.
GARDENIA
Pues vas.
LOTO
Si. ¿Te sabes la de la paloma que mató a un hombre?
GARDENIA (sorprendida)
No, esa no. ¿Porque? Digo... ¿Como es posible que eso ocurra?
LOTO
¡Tranquila! Te cuento: Aullaban los lobos las lunas de Agosto cuando, un humano a punto de morir por primera vez, encontrase a su paloma recién nacida falleciendo lentamente en una esquina...
GARDENIA (interrumpiendo)
¡Espera! ¿Morir por primera vez?
LOTO
Si, por primera.
GARDENIA
Mm... ¿Estaba en el hospital? ¿Fue un vegetal conectado a un montón de cables?
LOTO
No, eso jamás lo necesitó para poder morir; no fue una muerte orgánica ni neuronal. Tampoco una muerte chiquita. Fue... morirse.
GARDENIA
¿Sentir que uno muere? Me ha pasado.
LOTO
No, no solo "sentir" sino morir de verdad. Y volver a nacer, si se puede.
GARDENIA
No te entiendo.
LOTO
Entenderás, tú también morirás. Pero sigo...
Se llamaba Amedeo, y en realidad era bastante joven, diecisiete nada más. Pero creció con la paloma, quien lo siguió hasta su hombría, donde lo mató.
GARDENIA
Loto, cuenta bien la historia, me estas confundiendo.
LOTO
No, yo no. La historia ya es confusa. Pero a ver, lo intentaré, desde el principio:
Encontrase un hombre y una paloma, un día cualquiera, de un año cualquiera, en un lugar común. El hombre, en ese entonces muy jovial, vio que esta paloma no volaba. Él se preguntó cientos de veces "¿Si las palomas tienen alas, porque chingaos esta no vuela?". Notó enseguida como las demás aves, hombres y mujeres que habitaban con ella, le detenían el vuelo. Apenas daba el salto y un cuervo la regresaba. Apenas corría y un avestruz la detenía. Apenas movía las alas y el peso denso de su centro lo impedía.

Ni Roc puede hacer algo -el hombre decía.

Decidió, ante este hecho terrible, ayudar a la paloma. Le quiso enseñar a volar correctamente. Él siempre fue inútil, pero no soportaba ver como algo no sucedía, como algo era evitado absurdamente. No fue algo que decidió, solo surgió.

Al principio no había respuesta, era muy pequeña, mas supieron devenir. A escondidas en el parque, detrás de una estatua, siempre única testigo, amarrados frente a frente extendiendo la armonía era como ellos se compartían. Pero crecieron.
Encontrasen, una noche de Agosto, existiendo en el mismo lugar, sin nadie más. La paloma ya sabía volar, pero el hombre le decía que aun no era momento, y ella esperaba amorosamente.
Esa noche, tras un millón de parpadeos entre ellos, la paloma se posó sobre la cabeza del hombre y los dos cayeron dormidos inmediatamente. Y soñaron. Soñaron que eran uno solo, que se fundían al tocarse y que nunca se extinguían.
Pero despertaron, y al abrir los ojos se descubrieron separados por una inmensa barrera hecha de flores. Mientras dormían, todos los demás se ocuparon de construirla, separándolos aparatosamente, ocasionándoles heridas en todo el cuerpo. Las más notables pertenecían al hombro derecho del hombre y al pecho, también a la derecha, de la paloma.
El hombre pasó toda la madrugada golpeando la absurda separación, desgastando su hombro poco a poco, manchándolo de gardenias y de loto, provocando sesgo holistico a la memoria.
La paloma, con la herida cerca del corazón, pronto dejo caer un gran charco rojo, desaguando el color de sus párpados, despintándolos a un seco gris.
Al amanecer, el hombre había logrado hacer un pequeño agujero, con lo que pudo vislumbrar la imagen coagulada de unas alas agitadas por el viento. Cerró los ojos y pidió que por favor volara, que la barrera no podía ser tan alta. La paloma soñó entonces, que una voz le pedía cielo y le otorgaba tierra y le arañaba patas. El hombre esperó angustiantes ocasos y mohínos anocheceres hasta que la paloma despertó.
Infausto, el hombre moría lentamente, y en la memoria de la paloma retumbaban las palabras ensoñadas y emprendió el vuelo. Amedeo viola desaparecer. La paloma voló pero nunca encontró el final de la barrera...

Lo último que Amedeo vio fueron pequeñas gotas de colores cayendo desde el otro lado. Cerró los ojos y percibió un ligero olor a canela. Y entonces durmió, durmió para sentir como las nubes se hacían pesadas, lo aplastaban, pero no lo mataban. Entonces murió. Y siguió viviendo. Entonces murió pero siguio existiendo.

GARDENIA (llorando)
Loto...
LOTO
¿Si?
GARDENIA
Lo entendí... pero, la paloma no lo mató, el se murió esperando.
LOTO
La barrera no era tan alta.
GARDENIA (molesta)
¡Eso nadie lo sabe!
LOTO
El hombre lo sabía
GARDENIA
¿Y la paloma no?
LOTO
Lo hubiese sabido si hubiese llegado al final…
GARDENIA
¿Y si ya no pudo?
LOTO
Pues…que lástima.
GARDENIA
Y… ¿solo eso? ¿Una bella historia con un final tan horroroso?
LOTO
Yo no lo escribí
GARDENIA
…
LOTO
Pero cambiaría el final si pudiera…
GARDENIA

Si Loto, cambia el final por favor. No creo que a nadie le importe.

Gardenia toma la mano de loto y entrelazan dedos.

Una paloma crea una sombra por la luz de la ventana. Voltea hacia todos lados, se limpia las alas, se sacude y se va. Una pluma cae sobre el pecho desnudo de Gardenia, al mismo tiempo que una gota de sangre ha caído sobre el hombro derecho de Loto.


FIN