Le parecia que sus plantas se hundían en el piso

Le atrajo un ruido, y siguió involuntariamente con la mi-
rada las ruedas de un tranvía.

Notó salir de esta atonía por la densa saturación de tris-
teza e inquietud conque regresaba su lucidez. ¿Cómo
reemplazar esa saturación por otra halagüeña? ¿Còmo
extirparla siquiera? Consuelo u olvido.... Envidió a
los ebrios. Su organismo y su concepto de la integridad
humana rechazaban la embriaguez; ¿pero qué valor te-
nía ahora su propia integridad? ¡Qué importaba que
fuesen pasajeros los deleites alcohólicos, si al fin y al
cabo eran descansos! Sólo cuatro embriagueces regis
traba su vida.... Reproducir diariamente el mareo eu-
fórico resuelto en melancolía, arrojar el lastre emotivo
y conceptual, acelerar la carrera, acortar la distancia....

Aunque tenía la costumbre del aperitivo como única
copa, ahora penetró con avidez a una cantina y con tono
apremioso pidió un whiskey ante el mostrador. No se le
servía siquiera cuando sintió como si en su espalda se
concentrasen todas las miradas de los concurrentes, y al
ser servido creyó ver en la del cantinero el reproche de
"borracho". Con cautela volvió la cara a todos lados, y
nadie se percataba de su presencia; sin embargo, su avi-
dez quedó como estrangulada. Dió el primer sorbo como
quien comete un delito, descansó la copa en el mostrador,
otra vez creyó ser observado, hurgó nuevamente y se
convenció de igual engaño. Dió dos pequeños sorbos
más, abandonó la copa casi a la mitad y salió con preci-
pitación de la cantina profundamente avergonzado y con
asco de sí mismo.